Al someterse a un tratamiento de depilación láser, se destruye la raíz del vello a través de la luz. La persona siente una leve sensación de pinchazo. Depende del grado de sensibilidad de cada uno y de la zona del cuerpo que se quiera depilar, hay personas que apenas notan molestia y otras que les resulta algo más incómodo; pero siempre es un tratamiento tolerable.
Si las molestias son considerables, se puede aplicar una crema anestésica antes del tratamiento.