Siempre dependerá del tipo de piel del cliente y de la zona a tratar, así como del ritmo de crecimiento del vello, pero lo común para zonas corporales cada 5 a 6 semanas.
Para zonas faciales el tiempo es inferior, entre 5-4 semanas.
Este espacio de tiempo va aumentando conforme se avanza el tratamiento ya que se va debilitando el vello y la cantidad se reduce. Debe ir adaptándose a cada caso según recomendación de nuestros expertos.